La Nación Qué dice la psicología: ¿los padres tienen que ser amigos de sus hijos?
13/02/2025
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La crianza exige una relación de amor, apoyo y límites claros; cómo lograr que los adultos responsables brinden tanto afecto como orientación, sin perder su rol como guías
La crianza de los hijos es un tema que nunca deja de generar debate. A lo largo del tiempo, las ideas sobre qué es lo correcto y lo incorrecto cambian y se adaptan a las nuevas realidades sociales y culturales. Lo que antes se consideraba una práctica adecuada, hoy puede ser visto como obsoleto o ineficaz. En este contexto, una de las preguntas que suelen surgir, y la psicología intenta responder, es si los padres deben ser amigos de sus hijos.Desde el punto de vista psicológico, la función de los padres en la crianza va mucho más allá de simplemente estar presentes en la vida de sus hijos. Su papel principal es el de guía y protector, y asegurar que los niños crezcan en un entorno seguro y estable. Un aspecto clave en este proceso es el desarrollo del apego, una base emocional segura que permite a los hijos explorar el mundo con confianza. Para ello, es fundamental inculcar valores, establecer límites y ofrecer apoyo emocional, tres pilares esenciales para un desarrollo saludable.Sin embargo, el dilema surge cuando se confunde el acompañamiento con la necesidad de convertirse en amigos de los hijos. Sobre este punto es donde los especialistas advierten sobre los posibles riesgos de este rol.El reconocido psicólogo español Arun Mansukhani es categórico al abordar esta cuestión: los padres no deben intentar ser amigos de sus hijos. Según analizó el experto en una entrevista realizada por una emisora de radio hispana, es posible mantener una relación cercana, basada en el diálogo y la comprensión, sin perder de vista el rol parental.Para Mansukhani, la función de madre o padre es única y “no debe sacrificarse” en el intento de generar una amistad. Según explicó, los niños necesitan ser niños y vivir despreocupados, sin asumir responsabilidades emocionales que no les corresponden. Entre las consecuencias más comunes de cuando los padres quieren ser amigos de sus hijos se encuentran la falta de respeto a los límites, dificultades en el desarrollo de la autonomía y la responsabilidad, así como una sobrecarga emocional en los hijos al verse obligados a asumir un rol de apoyo para sus padres. Además, esto puede derivar en una baja tolerancia a la frustración y problemas para establecer límites en la adultez.Estos efectos no son meras suposiciones, sino que fueron respaldados por estudios científicos que analizan el impacto de este tipo de crianza. Una investigación de la Universidad de Virginia demuestra que la falta de una clara diferenciación entre el rol parental y la amistad puede influir negativamente en la salud emocional de los hijos en la adultez.En particular, se observó que quienes crecen sin una estructura parental definida pueden experimentar dificultades para manejar la autoridad, establecer límites en sus relaciones y afrontar desafíos de manera efectiva.El cambio de roles parentales según las generacionesEstos hallazgos también permiten pensar cómo cambiaron los modelos de crianza a lo largo del tiempo y cómo las diferencias generacionales influyen en la percepción de la autoridad.Las generaciones anteriores solían adoptar un modelo de crianza más “autoritario”, donde la figura paterna representaba una autoridad incuestionable. En cambio, los padres actuales tienden a priorizar una crianza más cercana y empática para generar vínculos de confianza con sus hijos.Si bien este cambio puede traer beneficios, los detractores señalan que también genera cierta confusión sobre dónde trazar la línea entre ser un padre presente y convertirse en un amigo.Estrategias para fortalecer la relación sin perder la autoridadPara construir un vínculo sano sin perder la figura de autoridad, los psicólogos recomiendan establecer normas y límites claros desde una edad temprana. Es fundamental que los niños comprendan las reglas y sus razones a través del diálogo, sin eliminar la jerarquía parental, indica un artículo de la Asociación Psicológica de Canadá.Además, validar las emociones de los hijos sin sobreprotegerlos les permite aprender a manejar sus sentimientos de manera saludable. Otro aspecto clave es que los padres sean un modelo de comportamiento equilibrado, que demuestran autocontrol, empatía y respeto, para que los hijos desarrollen estas mismas habilidades.Acompañar a los niños sin asumir el rol de confidentes incondicionales también es esencial para evitar una sobrecarga emocional. Finalmente, fomentar la independencia de manera progresiva les ayudará a desarrollar seguridad y autonomía en la toma de decisiones.Señales de que un padre cruza el límite entre apoyo y amistadSi bien es positivo construir una relación cercana con los hijos, hay signos, que comparte el sitio Healthline, que pueden indicar que el rol parental se diluyó en exceso:Compartir con los hijos información personal o problemas que no les corresponden.Evitar poner límites por miedo a que se enojen.Buscar la aprobación de los hijos constantemente.Sentirse culpable por establecer normas o restricciones.No corregir conductas inadecuadas por temor a perder la confianza.
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